Travis Louie pinta retratos de monstruos civilizados y elegantes, al estilo de las primeras fotografías de la época victoriana. Lo mejor de su galería es que junto al retratado añade una breve nota biográfica que da veracidad de su existencia.
En realidad, en los siglos XVIII y XIX, las personas que sufrían malformaciones o apariencias insólitas eran consideradas «fenómenos», la mayoría pasaban grandes penalidades por su condición y eran explotadas en circos y ferias; algunos individuos afortunados en cambio, conseguían el favor de la clase aristocrática y eran invitados a fiestas y tratados con una equívoca y forzada dignidad, que en el fondo escondía un nuevo y refinado estilo de explotación social, como le sucedió a Joseph Merrick.